No huyan.

No teman de la oscuridad que aquí se pueda encontrar. No come a las personas, no las absorbe. Sólo formarán parte de un mundo loco.
Entre sin miedo.

viernes, 22 de octubre de 2010

El Tiempo vuela de entre nuestras manos, no somos capaces de usarlo.

- "You've never liked the clock. Tick tock tick tock. If only youth would last, but time goes by too fast..."
La estaba oyendo. Sí, debía ser ella.
Nuestro chico se da la vuelta; esa voz es facilmente reconocible.
- "Everybody needs someone to hold them sometimes and tell them that it's gonna be allright..."
Estaba cantando "Tick Tock" de Hush. Cómo le gustaba esa canción. Recordaba como se la solía cantar mientras, tirada en la cama, dibujaba sus retratos a lápiz para luego guardarlos en el fondo de su corazón.
Pero todo eso ya pasó. No había más amor entre esas dos personas, entre ese hombre y esa mujer; ya son adultos. Ya no creen en cuentos de hadas pero sí en mares helados que les separan, que lo hicieron y que siguen haciéndolo.
Pero amores así, no se olvidan. Amores por los que das la vida y el alma son los que perduran más allá de la muerte, fallecimiento... o cansancio. Pero no fue rutina su pena. No fue nada de eso.
Fue una historia más trágica... Posiblemente nada de eso no hubiese ocurrido si terceras personas no se hubieran entrometido en la relación. Posiblemente todo hubiese sido un sueño sólo. Posiblemente todo hubiese sido bonito. Pero la vida, no es justa...
- ¡No cruces! - repitió Noa.
- Déjala.
- ¡Cállate, Melanie!
- ¡A mí no me mandes callar!
- ¡Tú no pintas aquí nada!
- ¡Oh, vamos! Si estás loquito por mí desde cuarto. No lo niegues - se agachó un poco para quedar a la altura de Noa. Sus escote cayó al suelo, dejó ver todo.
- Eres... una zorra.
Un golpe seco del novio de Melanie fue suficiente para apartar al "amante" de al lado. Cae al suelo, al duro asfalto. Cierra los ojos. Se duerme en un frío sueño. Ya no siente nada más, sólo el ligero dolor de la jaqueca. La frescura de su sangre, su sabor. Y un sonido.
- "You say that time just flies, but mine goes slowly by..." - es Lisa.
Noa se levanta de un salto, se marea. Todavía le sangra la herida de la cabeza. Pero lucha por ver a Lisa, por verla. Debe estar furiosa. Pero todavía canta.
- ¡LISA! - exclama con sus pulmones llenos de desesperación.
Quería abrazarla, decirle que lo que había visto no era real. Explicarle todo y rogar su perdón. Y la ve. Al otro lado de la carretera nevada. ¿Nevada? Nunca nieva en su ciudad.
- Lisa... cariño...
- "Tick Tock..." - sigue cantando.
Lleva el mismo vestido del día en que la conoció. Ese que a primera vista parece arrugado. Ese que lleva un bonito cinturón de cuero trenzado. Ese que la hace parecer un ángel. Y lo es. Es un ángel hermoso, paciente y bondadoso. ¿Por qué iba a quererla hacer daño?
- Tú lo eras todo... - susurra con su voz angelical Lisa.
Noa no sabe dónde meterse y trata de avanzar. Enseguida vuelve atrás. Le duele la pierna que ha cruzado la línea blanca. Le está sangrando. un corte profundo. ¿Cómo? Alarga un brazo y, al cruzar de nuevo ese fino trozo de pintura, algo corta la palma de su mano.
Y Lisa está de frente a la línea. Piensa cruzar.
- ¡Lisa! ¡No! ¡No lo hagas! ¡Hay algo raro! ¡Morirás!
Al oír esa última palabra los ojos dorados de Lisa se iluminan más. Mira al frente, hacia Noa. Parece que le atraviese con la mirada. 
Avanza.
-  Te quería tanto...
Sus ojos están llenos de lágrimas. Su pelo se mueve alborotado a causa del... ¿viento?
- Lisa, ¡atrás! - le aconseja Noa.
Entra entera en la carretera. No parece que le haya pasado nada.
¡Zas!
Su camiseta se rompe. Un corte en el estómago. Sangra.
Avanza.
- Eras todo para mí...
Otro corte más grande al lado del primero.
- ¡Lisa! ¡Sal de ahí!
Noa hace ademán de entrar mas otro corte en el tobillo le impulsa hacia atrás.
- Noa... ¿por qué? - avanza. No pasa nada. - Te quiero.
- Y yo a ti, cielo... - está tirado en el suelo mientras ve a Lisa parada.
Sus miradas se enfrentan. La de su novia es tan fría como la nieve del suelo. Algo la mata por dentro. Un error del pasado la ahoga.
- Mentira.
Y avanza. Un corte bajo la clavícula. Se acerca sitio peligroso.
- ¡Sal de ahí! - Noa se pone de nuevo en pie. Quiere avanzar pero tiene miedo.
- Has jugado conmigo... Me has usado... - avanza. Un mechón de pelo sale volando. - ¿Por qué me hace esto? - avanza. - ¿Me quisiste algún día?
Lugar peligroso. Dos cortes en el cuello. Parecen finos, sangran.
- Lisa, yo te quiero sólo a tí...
- ¡Deja de mentirme! - las lágrimas inundan sus ojos. Corre. Dos zancadas sólo.
Se oye un grito. Noa abre los ojos al máximo. Una de las lindas orejas de Lisa es amputada por completo. Pero ella se levanta. Apenas da un paso a ciegas cuando la otra sigue a su compañera.
- Noa... - susurra Lisa.
- ¡Lisa! - no se atreve a entrar por miedo. Pero quiere. Quiere ir a ayudar a su novia la cual le mira suplicándole ayuda. - Te quiero, te quiero, te quiero y te quiero. - Un corte, esta vez profundo, emerge en el suave cuello de Lisa. Sangra mucho. - ¡Te juro que no es mentira! Eres... lo único que me anima la vida. Te amo.
Es demasiado tarde. Lisa es incapaz de oirle ahora. Apenas puede respirar ya.
- Noa, Noa, Noa... - solloza en el suelo. Pero se vuelve a levantar. Le queda poco para llegar al centro de la carretera.
- ¿Qué pasa? ¡¿Qué coño pasa?! ¿Quién está haciendo la gracia? ¡Para por favor! ¡La vas a matar! - chilla Noa. Sabe que nadie la va a responder. Es más, duda de que alguien vaya a escucharle. Ahora está solo y nada más puede hacer una cosa. No se atreve.
Lisa da pasos a ciegas, no puede mantenerse ya. La sangre la está manchando su bella cara. No puede oir. Perdió el equilibrio al quedarse sin oído. Su vestido blanco ya no lo es, ahora el rojo tiñe su piel. Es su nueva marca. Sufre. La duele. Está avanzando poco a poco. Está encerrada en un huracán de dolor creado por el suyo propio y se acerca al ojo de este. Sus lágrimas se entremezclan con la sangre que corre por su cara y cuello. Está destrozada, no puede más. La queda poco. Cuando termine podrá descansar.
Llega al ojo. La parte más peligrosa de la vida, de la existencia... Del dolor.
- ¿Has oído hablar de la forma más fácil de dejar a alguien sin su único apoyo? ¿Sabes cómo hacer que alguien pierda el caminar? - dos cortes justos atraviesan sus tobillos y la dejan caer al cuelo de bruces - Es quitándole lo que más quiere... Noa... Tú eres mi apoyo... mi camino... - Sigue llorando pero es capaz de reincorporarse hasta quedar sentada de lado. Estira un brazo pero lo pierde. Su otra mano va directa a tapar la herida de su hombro derecho. Ya no puede escribir bonitas canciones, ya no puede pintar como lo hacía. De golpe, lo mira seria - Tú controlas mi vida; si juegas conmigo, me romperé; si me cuidas, sobreviviré.
Noa sabía a que se refería. Pedía ayuda. Demasiado orgullo cómo para pedirlo directamente, así lo hacía. Y él no hacía nada para ir a socorrerla. 
- Lo siento... Lo siento por todo... - dice arrepentida Lisa -  Si... Te he hecho daño... He jugado contigo... No te he valorado todo lo que tenía que hacerlo... No sé que te he hecho para merecer esto pero perdóname... - solloza.
Estaba de pie en el bordillo de la carretera mirando como su chica moría. Y lo hace. Corre. Corre hacia ella y nota como cuchillas afiladas cortan en sus piernas. Nota presión en ellas y se asusta. Pero sigue corriendo. Llega hacia Lisa y se arrodilla ante ella. Le duele todo y nota los cortes y las presiones, le da igual. Dibuja un corazón con su mano para Lisa pero esta sólo echa más a llorar. Moja su dedo en su propia sangre y lo dibuja en la palma izquierda de Lisa. Esta vez, no llora. Se acerca para darle un beso, un último beso.
Se oye un ruido. Cada vez más cerca. No saben que es. Quieren el beso. Lo desean. Están ya cerca cuando ella le da un ligero roce en los labios, le dice "te quiero" y se aparta de golpe. Su cabeza, su bella cara, es partida por la mitad. Se desliza hasta caer al frío suelo nevado. Está muerta. El cuerpo "inerte" de Lisa, de un empujón, aparta a Noa de su lado y lo tira en la carretera.
Noa vuelve al mundo real. Oye nítidamente la voz de Lisa diciendo que se aparte. ¡Está viva! No tiene ni un sólo rasguño. Grita un fuerte "Te Quiero". Una sonrisa asoma en el trsite rostro de Lisa. Pero Noa no ve el camión que viene. Sí ve como el camión arrolla a Lisa. Como un brazo de ella cae al otro lado, como su cabeza rueda hasta descansar a su lado. Nota como la sangre de su chica mancha su rostro. Por un momento no siente las ruedas del enorme camión pasar sobre sus piernas, como destroza sus huesos.
Sólo siente que una parte de él murió con Lisa.
Y ya han pasado casi 50 años de aquella trágica tarde de Otoño en la que perdió a su ser más querido. Y aún sentado en su silla de ruedas, mirando a su única compañera en el mundo, su perra de raza Terranova llamada Lizza, ya mayor, es todavía capaz de oír la dulce voz de Lisa cantando para él.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Ella no quería... Su interior la obligó.

- La encontramos ayer.
+ ¿Y cómo está?
-Tiene buen aspecto
+ ¿Sí? Eso está bien. ¿Mejor que ayer?
- Claro que sí. Esto la ha sentado de maravilla. Gente como ella debería hacerlo.
+ Sí... Siempre sonriendo estaba... Falsa; pero sonrisa. Era un gran apoyo cuando estabas mal. Podías jugar con ella sin peligro a que se cabrease. Un trozo de pan... manejable.
- ¡Y que lo digas! Una persona muy alegre y entretenida. Perfecta para usar y tirar.
+ ¡Cuál kleenex!
*Ambos rieron*
+ Pero, calla. Que estabamos hablando.
- Sí, de ella. De la loca. *Volvío a reir* Que quieres que te diga, ha sido su mejor opción. La dije que tuviera fé y, ¡mira! Se entregó a por lo que últimamente vivía.
+ Al fin dejó de vivir en suciedad. *Una sonrisa escapó de sus labios* Yo no la dije nada, simplemente, pasé de ella.
- Es que vos soís más importante que ella.
+ Oh, cállese brivón. Que pareja, ¡ya tengo!
- Y yo.
+ ¿Tan pronto?
- Ayer, mientras ella curaba, yo yacía en cama con otra.
+ Maravillada me deja. Y, ¿quién es la afortunada?
- La morena de rizos.
+ ¡Buena elección! Lista y atractiva, ¡mucho mejor que la anterior!
~ De cuerpo presente está...
- Igual me da. ¡Si ya lo sabía! La venía oliendo de lejos.
+ ¿qué me dice? ¿No le dijo nada?
- Decir... dijo. Pero caso no hice.
+ ¡Cómo siempre!
*Volvieron a reír*
+ Lo importante es que bien ya está. Y más hermosa.
- ¿De gorda o de cara?
*Sus risas se volvieron a sonar por el lugar*
+ De lo primero, de lo primero... Aunque el maquillaje cara bonita la hace.
- ¡Imposible!
+ Con kilos tal vez...
- Incluso.
+ Pero, ¡pardiez! Tú yaciste con ella.
- Y, ¿qué?
+ ¿Amor no tenías?
- En tiempos de guerra, cualquier agüjero trinchera es.
~ ¡Ella siempre os ayudó!
+ Y, ¿qué? Ayuda nadie pidió.
~ Mejor me lo pone. Preocuparse por vos su trabajo no era.
- Ahorrase los comentarios podía.
+ Inútiles eran.
~ ¡Pardiez! ¡Siéntense! Oradores no serán, criticones... ¡Su gremio!
*La pareja se sentó en los abandonados asientos. Todos los allí presentes parecían estar en su mundo. Nadie hacía caso a la protagonista del evento. Jamás lo hicieron*
~ Este es un acto serio, señores. Tomárselo a risa no deben. Y por lo que veo *mira a los presentes al evento* nadie parece con ganas de hablar.
^ ¡Yop!
*Al fondo de la sala un chiquillo sale. Con pasos vacilantes al centro se acerca. A los pies se coloca, al público de espaldas. Mira a la protagonista a la cara. La escupe. Se va*
~ Puag. Bueno, si no hay más que añadir... ¡Adiós y buen viaje chica...! Chica de tu Nombre no me Acuerdo. En agua naciste y en agua falleciste, mas ahora en tierra reposas.
*Por un gesto del cura tiraron tierra sobre su cuerpo, sobre el cadáver sin nada de la muchacha suicida. De un puente se cayó por dolor y de agua purificadora se llenó. Su cuerpo hinchado. La encuentras. La dan por muerta. En el agüjero la dejan sin nada.*
*Pero ella lo ha oído todo. A observado a los presentes. Indiferencia y desprecio es lo que recibe. Con pena y dolor se queda.*
*Porque, aunque por muerta la toman, 
ella viva está.*

jueves, 14 de octubre de 2010

Muérete.

Pides perdón pero no te escuchan. Pides igualdad y te toman por loca. Gritas, gritas, gritas y gritas pero nadie está ahí para escucharte.
Admítelo, estás sola. No tienes a nadie en el mundo que escuche ni tu llanto ni tus suspiros. No hay nadie en ese mundo capaz de entender tus miserias y poder ayudarte con ellas. Estas tú sola, no lograrás hacerte con ayuda pero si con aliados.Haz amigos, de los falsos; de los que no les importen tus sentimiento y sólo quieran saciar su sed de ser escuchados, sus ansias de poder sentirse superior a ti y entonces, sólo entonces, podrás sentirte mal. Pero sobrellévalo. ¿Por qué? Porque estas viva. Porque tienes gente - que te odia - a tu alrededor. ¿Qué es mejor que eso? Nada. Porque saber que estas rodeada de tus "amigos", (oh sí, falsos amigos; de los mejores, de los que te matan, te hieren, te insultan, te hunden; los mejores.),  es suficiente para ser feliz. No hay más. Tú no mereces tener más. Tú ni siquiera mereces la pena, la gracia es que todavía estés viva; yo quiero que te mueras, ¿sabes? Para mí tener que soportar a alguien como tú es ¡horrible! Ya bien podrías ser una chica normal de esas que ves por todos lados - en clase, en la calle, en tiendas... - y pensar como las chicas de tu edad y no cómo si fueses... adulta. Porque en el fondo eres una cría encerrada en el cuerpo de una niña que está pidiendo auxilio pero con demasiado orgullo como para aceptarlo, niñata. Moribunda, furcia, asquerosa. Aún maldigo la hora en la que nos conocimos, ¿sabes, chata? Hubiese preferido ir con otra mucho mejor que tú pero el Mercado estaba mal y pues... toca lo que toca. Si no puedo acceder a nada mejor pues tú misma sirves por unos años hasta que estes hundida hasta el fondo y se te ocurra la idea del suicidio para dejarme libre. Ansio tu muerte para volver a elegir. Porque... en el fondo me importas... poco, lo sé; mejor que nada. Ya estoy empezando a cansarme de oír tu llanto por la noche porque no eres capaz de vivir bien. ¿Algún día irás al psicólogo a que revise? Que la almohada sabrá todas tus penas pero no hay nada más deprimente que escribir chorradas y luego tragártelas para que la gente no las lea. Que tu estómago ya está harto de la dieta de papel y tinta que le llevas, que quiere comida de verdad que hace días que no la comes para parecerte a los demás.
Pero tú sigue como hasta ahora: pensando que la vida ya no merece la pena, pensando que siendo proana todo se solucionará, pensando que escribes y haces las cosas bien y luego trágatelas - porque al mundo no le interesa nada de lo tuyo -  ; todos deseamos verte fallecer.
Atentamente,
tu cerebro.

lunes, 11 de octubre de 2010

Cuando el amor llama a tu puerta y no tienes fuerzas de responder...

Mis pasos me llevan a la casa de Valeria. Me llevan a ese chalet de paredes blancas tras la valla decorada con cipreses a medio crecer de un verde que alegra la vista. Se oye música y eso que todavía estoy a dos pasos de cebra. Los acordes de Auburn con su canción "La, La, La" provocan que mis pies den trompicones mientras caminan. Ya no sigo ni a Diana ni a Blanca. Me conduzco yo sola hasta la música.
Salto sin dificultad alguna la puerta pequeña de color blanco y me encamino por las piedrecitas hasta la entrada abierta. Me topo con mucha gente que no conozco de nada, ni les entiendo. Debería haber aprendido francés para comunicarme pero no quise. Ahora me arrepiento. He perdido de vista a mis compañeras pero no me preocupo, tengo otra misión en mente.
Cruzo el primer pasillo empujando a varias personas que me miran molestas. Salgo al pequeño patio interno con piscina, perfecta para las nevadas de Francia, donde parece que todo está más calmado. Me entran ganas de alejarme del bullicio y quedarme allí; sin gente, con unas suaves notas rozando el ambiente, un estado perfecto de relajación. Pero tengo que seguir, es una verdadera pena. Vuelvo a entrar en la casa y la música me vuelve a hinundar por completo. La gente con apariencia de modelos baila por todas las esquinas, no me deja avanzar. Me abro otra vez a empujones y recibo esa misma mirada asesina de antes. De golpe me choco con una muchacha un tanto alta, lleva tacones, y un bonito vestido blanco abierto pero los costados pero sin enseñar mucho gracias a una especie de cuerdas finas de cuero decorativas.
- ¡Mia! ¡Al fin llegas! - parece que me conoce. "One, two step" de Ciara pasa a ser la sucesora de Auburn. Contemplo otra vez a la chica, estamos en el pasillo y apenas la distingo gracias a la escasa iluminación. Pero... ¿de qué me suena? - Hace ya que tengo lo tuyo y además te tengo guardada otra sorpresa - me guiña el ojo. - Sígueme.
Pese a que su voz me suena aún no la reconozco, pero la sigo.
Me guía por el pasillo y la gente se va apartando a su paso. Me deja impresionada pero ya sé quién es ella. La anfitriona, Valeria.
- ¿Qué sorpresa? - pregunto. Me siento vulgar: voy en vaqueros largos, mis viejas y roñosas convers negras y una camiseta cualquiera.
- Ya verás - dice con su voz cantarina - pero te tendrás que arreglar... - sí, se ha fijado en mi indumentaria.
No dice nada más pero me lleva por la inmensidad de pasillos. Ese chalet es más grande de lo que parece a simple vista. Llegamos a un pequeño armario en pleno pasillo y se mete por completo dentro. Me quedo fuera a su espera dónde una pareja se está dando el lote a mi lado. Me siento ridícula entre tanta modelo y tanto semental con pareja. Cruzo los brazos en el pecho y me lo aplasto. Me siento la rara y la marginada. La mano de Valeria sale del armario buscándome. Extiendo mi mano para coger la suya, me tira hacía adentro. Ahí apenas se escuchan los acordes. Es el típico vestidor de toda casa adinerada repleto de estantes con zapatos, ropas y demás complementos. Mi amiga sujeta un vestido parecido al suyo pero no igual: el suyo es un poco más largo y se sujeta por el cuello con una espcie de banda aterciopelada negra; el mío, en cambio, es palabra de honor y con las tiritas de cuero negro en vez de marrón claro; tiene hondas por el corpiño. Es precioso. Al lado hay unos tacones negros sencillos, no hay mucho detalle de ellos. Los que moría de ganas de probar. En la otra mano sujeta una diadema negra doble y unos pendientes que parece ser que me ha cojido prestados. ¡Ah! Sí... se los dejé yo hace meses y jamás me molesté en pedírselos de nuevo.
- Te mato, - respondí - ¿cuánto cuesta todo esto?
- El precio da igual, hay que arreglarte. Ahí tienes dónde cambiarte - me señala un espacio entre un abrigo grueso blanco y una estanteria llena de zapatos - yo te esperaré fuera.
Me lio un poco con las cuerdas del vestido pero me lo logro poner, me queda mejor de lo que me esperaba. La canción se cambia por la de "I like it" de Enrique Iglesias. Me suelto el pelo y dejo que las hondas naturales de mi cabello se acomoden detrás de la bonita y delicada diadema negra. Me pongo los pendientes y me calzo los tacones. Me siento una princesa. Me observo en el espejo y me encuentro a una persona totalmente distinta a la que había venido a la fiesta. No me molesto en maquillarme más de lo que ya estoy: me gusta mi sencillez.
Salgo fuera y ahora los modelos me miran con asombro. Se preguntarán dónde está esa chica tan extraña que ha entrado antes y quién soy yo. Lo que hace arreglarse un poco, te quita complejos. 
Valeria me sonríe y me conduce a otra habitación.
Me siento como una diosa al recibir alguna que otra mirada de esa gente tan preciosa y sin prejuicios. Me siento como una griega divinidad. No me siento yo por una noche y me encuentro... bien. Es como si renaciese de unas horrendas cenizas y todo quedase atrás mientras yo parto hasta el Sol sin deslumbrarme por él, yo puedo brillar tanto como él o, incluso, más.
Entramos en la habitación dónde diversos sofás dan comodidad a varias personas. Apenas distingo a las personas de la sala ya que la luz es muy escasa y no les da de pleno en su cara. Me gustaría saber quiénes son.
- Mia, aquí tienes tu segunda sorpresa. - sonríe Valeria.
La música cambia a los relajantes y melancólicos sonidos de "Suicide" de Rihanna. Un chico avanza un paso y sonríe. La silueta de su blanca dentadura se conrasta con la oscuridad del cuarto. Noto que me falta el aire.
No creía capaz de enfrentarme a ÉL.

Complicate

Suspiro.
- No suspires - me dice - de tus labios no debería escapar otra cosa que palabras.
- Tú no sabes lo que es esto.
- Porque no me lo quieres decir.
- Porque no debes saberlo.
- ¿Tan malo es? - sus manos acariciaron las mías. Su contacto era cálido, familiar, tranquilizador. Era la forma de escapar del mundo en el que vivía, el que él no debía conocer. - No confias en mí... Si lo hicieras... me contarías todo lo relacionado con dónde vives, con lo que haces. Si confiaras en mí... Tal vez pudiésemos ser algo más que... amigos.
Un escalofrío recorre mi espalda. Traga saliva sonoramente. Se sonroja. Me sonrojo. Es la primera vez que se atreve a decir eso. Hacía unos tres meses que le conocía y hacía dos que sabía que él sentía algo más, él quería algo más que amistad: buscaba amor. Un amor que yo no soy capaz de ofrecerle, no puedo darle lo que busca. Seguramente cualquier buscona del pueblo le sepa dar lo que quiere. A Saray le encantaría tener a Sebas en su cama, le gustaría poder disfrutar de verlo en su plena naturaleza. Pero no lo tiene: él no quiere ver su voluminoso cuerpo, no quiere abrazar su aclamada figura. Quiere abrazar la mía, mi desdichada y cansada forma.
Y, de golpe, sus brazos atrapan mi espalda apretándome a él. Su mejilla choca contra la mía. Noto su respiración en mi cuello. Otro escalofrío. Más sangre se acumula en mi cara, me remuevo y oculto mi rostro aunque sé que él también está sonrojado. Jamás pensé que se atrevería a abrazarme.
- Sebas... Yo... - no se qué decir.
- Narei... Te quiero. Te quiero, te quiero, te quiero y te quiero. No sé si me corresponderás pero no quiero que me dejes. No te digo que me correspondas pero al menos no te vayas de mi lado. No quiero volver a perderte - niego con la cabeza.
- ¿Por qué? - se separa de mí. Tiene los ojos llorosos.
- Porque... 
Son cosas ocultas.

viernes, 1 de octubre de 2010

Ella.

Ella siente; ella suspira; ella llora; ella, observa.
Va en contra de la vida, no quiere ser igual a semejantes primates. Nos lo demuestra a cada acto, en cada célula de su ser. Es odiada y expulsada por ser distinta de los demás mas todos quieren conocer su secreto: ¿Quién es? La aman sólo por ser única. La ven como extraña y se acercan pensando que algo divertido sacará: sólo encuentran laberintos y secretos.
No es superior, (ni se lo cree); no es inferior, (oh, vamos...); ella es como tú. Es una simple humana que lleva su casa a cuestas, sus problemas la mandan y la gobiernan, pero no la quitan la sonrisa, y con su cabeza bien alta y orgullosa. Con sólo media sonrisa nos distrae y confunde. ¿Qué es lo que la ronda la cabeza? Nunca jamás, nadie podrá, siquiera conocerla. Eso sería de locos. ¿Quién se atrevería a someterse a semejante viaje sin retorno?
Y hay que asumir que su falsa indiferencia la oculta de nosotros; hay que saber que aunque su frío rostro te mire con odio y desprecio, aunque su alma ya hace años que está sin vida y muerta: ella, vive.