No huyan.

No teman de la oscuridad que aquí se pueda encontrar. No come a las personas, no las absorbe. Sólo formarán parte de un mundo loco.
Entre sin miedo.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Cerebro vs. Realidad

Gritos y gritos sin nada que contar desde el momento presente hasta el segundo en el que cesen y abandonen la fría estancia dejándolo todo vacío y abandonado a su paso. Te llevas las manos a la cabeza pensando que así, tal vez, los ruidos acaben con un susurro y no resurgan otra vez. Que equivocado estás... Ellos persiguen tu presencia a cada paso que te arriesgues a dar. Están unidos a tu cabeza para que jamás de olvides de cual es tu camino a seguir: el de la vergüenza. Admítelo, te gustaría olvidar todo lo que turba cada sentimiento positivo imponiéndose sobre él el negativo para aniquilarlo por completo y hacerse notar; lo siento, todavía no conozco remedio alguno sobre cómo huir del dolor que aquellos recuerdos vagos e incoherentes, horribles y sacrificados pero sin morir, te producen en cada una de las extremidades. 
No llores, vamos, relájate.
Lo mejor que puedes hacer en estos momentos es acunarte en tus propios brazos y susurrar palabras de ánimo para pensar que podrás escapar y esconderte de ellos. Alza tus acuosos ojos al cielo negro como el carbón que, encendido, prende tu interior; míralo con desespero y siente cómo, cualquier rayo de sol, se introduce en tus poros exteriores, cómo la luz se expande en cada una de tus moléculas. Vuelve a sentirte vivo una vez más.
No podremos quitarte la cabeza para que dejes de pensar; no podremos borrarte los malos momentos porque ya no quieres aprender de ellos otra vez ya que ya lo hiciste hace tiempo, cuando todo pasó; no podremos hacer nada para mejorarte pero sí que podemos darte algo mejor que eso: salvarte. Un poco, sí. Pero mejor una media sonrisa que morirte de asco eternamente, ¿no?

martes, 22 de marzo de 2011

Vini, Vidi, Vinci.

Un gran filósofo, llamado Sartre, filosofó sobre que el ser humano ha sido arrojado sobre la tierra, que su mera existencia no merece la pena. Él quitó los valores al ser humano, dijo que las relaciones sociales, que Marx calificaba de un intercambio económico, eran el más puro infierno; rechazó a Dios por robarnos la libertad. Llegó a inspirar un nihilismo mucho más radical que el superhombre engendrado por Nietzsche. Nadie ha llegado a la verdad tanto como él.
Y, es duro; lo sé. Debe ser horrible presentir el suicidio llamándote a ir con él. Al leer esta frase la mayoria de vosotros habrá cerrado la página de golpe y no pensará en leer más. Algunos ya no se atreverán a siquiera pulsar el link de mi blog porque lo tacharán de terrorífico o deprimente. Y, ni siquiera, han llegado al final del relato. Verán, yo expongo mis ideas por placer y no por fama ni para que sientan pena de mí. ¡Que rayo me parte y eso yo busco con mi arte! Adoro la tautología y eso se ve al entender mis escritos. Quieran o no quieran habrán leido pensamientos deprimentes y suicidas ocultados tras bonitas palabras. Pero, preocuparos por vosotros, mortales, que rechazais al caso perdido y apego a él por pena estáis unidos más de lo que habéis llegado a pensar. Miraros al espejo con cuidado y obsesión, contemplaros, admiraros, apenaros: soy yo quién os aparta de mi lado para que no molestéis mi ego y mi orgullo. Sois vosotros los acomplejados,los condicionados a esta vida que os han hecho creer y no abandonáis, idiotas.
Tras las "pequeñas" diferencias que nos distancian en la escala humana, - o, mejor dicho, animal -, os diré el por qué de mis creencias: abandono.
¿Acaso no sentís el terror y el miedo, la vergüenza y el fin acechar vuestros pasos? Todas esas emociones son latetntes en cualquier corazón de las muchachas fuertes. No todas llegan a sobrevivir a ellas, sólo unas pocas afortunadas de las cuales yo conozco alguna. He visto llorar, gritar, rendirse; lo he visto todo lo que ustedes puedan creer sobre ello, pero no las he visto avasallarse ante cualquier capullo que tratase de hundirla. Sus ideales son firmes y claros, confusos cuando la negrura tapa por completo la lucidez de su alma fortalecida por el escaso calor humano que puedan recibir al abrazarse a si mismas, solas. Ellas son auténticas heroínas, no serán machas pero sí las mejores. Ellas creen en las palabras de Sartre y demuestran que pueden hacerle frente a cualquier problema que delante se encuentre. Porque nadie las entiende, ni ayuda, ni aciertan; simplemnte les dan consejos inútiles que creen que ellas necesitan cuando no se dan cuenta de que no son más que burdas palabras para que el ego del "consejero" supere al suyo. Ellas prescinden de ellos. Son diosas. Son Supermujeres.
Y yo me alegro de ser una supermujer.

miércoles, 16 de marzo de 2011

¿Te has dado cuenta? ¿No? Acaba de caer un ángel del cielo.

- ¡Hola! Mi nombre es Terrance, 
soy un gatito tierno y mayor
que me gusta andar y conocer personas.
Me gusta que sepan las cosas malas y buenas
ya que cualquiera de ellas nos puede pasar a nosotros...
Y, por eso, quiero contarte una bonita historia,
el relato de mi vida.


Sí, ese soy yo.
Ahí mordisqueaba con cuidado y cariño el dedo de mi dueña.
Recuerdo que su piel siempre olía a miel y azúcar;
me daba de comer delicias.
Siempre estaba dispuesta a protejerme,
nunca me dejaba mucho tiempo solito,
si yo enfermaba, ella estaba conmigo.
Me cuidaba con esmero, y desapareció.
Un día me dejo solito...


Yo esperé meses delante de la ventana fantaseando que volvía a subir por el camino,
no ocurrió jamás.
No volví a oír sus pasos sobre la gravilla de la entrada;
no volví a oler su miel y azúcar.
Estuve tan apenado que dejé de comer,
ya no salía a pasear con mis amigos,
dejé cualquier relación e interacción de lado.
Yo sólo la echaba de menos con total pasión...
Estava solo.
Así que,
por miedo al abandono y al dolor,
me escondí en la cestita de hilos con los que solía coserme juguetes
y pasé allí los siguientes meses deseando despertar.




Pero la pesadilla no se pasó jamás.
Hoy por hoy todavía sueño en que me despierto acurrucado en su regazo.
Pero no es más que la arena en la que duermo
porque,
al irse ella yo ya no tuve hogar.
Mi sitio estaba a su lado y salí en su busca.
Me despedí de Ricky,
un gran amigo de la familia y mi protector.




Ahora me tocaba ser mayor y afrontar mis penas.
Tenía la misión de encontrar a mi dueña,
de oler su piel de nuevo,
buscar mi camino a su lado,
volver a mi hogar sin mirar atrás.
Y, crecí.
Maduré con el simple hecho de pensar en el encuentro final,
con la esperanza de que ella no me hubiese abandonado.
Y, por ello, viajé.
Seguí diversos olores que me llevaron a lugares que sólo veía en la televisión.
En todo camino me encontré con montones de gatitos,
millones de pajaritos
y comí bastantes ratas.
Hasta que un día hallé en un callejón
a una gatita peleona.
Éramos jóvenes,
no sabíamos mucho;
pero me acompañó.



Su nombre:
Celine.
Su olor:
Miel y Limón.
Mi estado:
Realmente enamorado de su mirada.
Y de su olor,
me recordaba a cada minuto con mi dueña,
tanto incluso que,
cada vez que miraba con cuidado a sus pupilas,
creía ver en ellos la mirada afelinada de mi dueña.
No dejé de andar,
ella me acompañó con cuidado
y con respeto.
Dormíamos donde caíamos




Pero nunca llegamos a más.
Nuestra relación era símplemente perfecta.
Celine y yo no tuvimos gatitos,
no podíamos darles la vida que ellos necesitaban.
Yo creía que los dos pensábamos eso.
Y por eso Celine me abandonó...
Se fue y sentí de nuevo el mismo vacío que aquel día
la misma hora en la que mi mundo se arrojó,
había perdido por segunda vez la miel.
Volví a mi casa,
o lo que yo creía por casa,
y, al entrar por la puerta especializada para mí,
ahí estaba.
El recuerdo de mi dueña impregnaba el aire,
me había echado de menos.
Sí, ese era mi hogar.
Ella cuidaría de mí desde el más allá
o desde donde estuviese.
Y yo ya no podría ser más feliz.



domingo, 13 de marzo de 2011

Trágico.

Por el bien de la Villa de la Hoja... 
Pero especialmente por ti, Sasuke Uchiha.
Quería morir como un asesino,
como un traidor.
A cambio de su honor,
le recompensaron con vergüenza.
A cambio de su amor,
sólo recibió odio.
Y aún así,
Itachi murió sonriendo.

Perdona, Sasuke...
No habrá próxima vez.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Recordar, todo tal cual.

Ocho horas, una eternidad. Se retrasaba 480 minutos a su propia cita; 28800 segundos tarde al lugar acordado.
Tal vez fuese una pura casualidad, tal vez le había pasado algo y yo estaba aquí, sola, ya desconfiando de él. O, símplemente, se había olvidado por completo de mí como podía pasar y más, con el paso del tiempo que pasaba allí de pie sin nadie más que mis propios pensamientos, obviedad tenía.
Y yo, como tonta, había caido en el encanto de su sonrisa. Eso no es propio de una aprendiz a asesina. Aunque, tal vez, era por eso; debía de tener miedo de mí, de mi propia personalidad. Soy una jodida asesina. No querrá quedar conmigo.
Dejo caer mi cabeza hacía a un lado, en signo de derrota. He perdido. Las otras se lo llevarían y a mi me dejaría sola. Las lágrimas caen de mis traicioneros y vacios ojos sin previo aviso y su regusto salado me es realmente deconocido en estas circunstancias aunque sea tan sumamente corriente. Apoyo el peso de mi cuerpo en el árbol a mi espalda esperando que mi compañero de grupo no se haya escondido entro los arbustos para verme llorar, será deprimente que lo admita ante él solo como para admitirlo frente a mi tío y sus-mis compañeros. Dejo caer mi peso sobre la hierba, la rozo con las palmas de las manos; sólo queda eso. Las gotas saladas de mi rostro caen sobre el verde de las hojas, no estoy llorando como debería. Sólo puedo llorar de ilusión al pensar que el ahora estará bien en su casa con otra chica, sólo puedo descargar mi dolor pensando que no fui yo quien le hizo daño: no cumplí mi misión de matarlo.
Porque, a cada momento que sonríe, caigo rendida ante los recuerdos...


- ¡Micaela! ¿Ya tienes que irte? - Su pelo se coloca agitado por los lados de su rostro. Sus ojos azules se tornan tristes.
- Nos espera un largo viaje, - comienza a responder mi tio - y si no nos vamos ya, no llegaremos a la hora.
Cisel toma aire y lo guarda. Sonrío porque leo en su expresión que lo que desearía guarda dentro de él sería mi aroma. Miro a los ojos del muchacho de siete años que hay frente a mí. Sin soltar la mano de mi tio en ningún momento, le sonrío con dulcura: sé que será la última vez que le vea, quiero recordarlo para siempre. Sólo soy una niña de seis años con deseos incomprensibles y ahora mismo lo daría todo por estar unos años más en aquel pueblecillo tranquilo y relajado. Daría un par de segundos de mi vida por verle sonreír aunque sólo fuese una vez más.
Y parece que lee mis pensamientos: sonríe. Me dedica una sonrisa en la que salen a relucir sus dientes, esos blancos y delicados dientes de leche que persisten en su boca. Sus ojos azules se cierran por completo de la amplitud de su sonrisa y extiende una mano. La miro con desconfianza, le gusta hacerme rabiar con truquitos de magia escondidos en sus manos. Pero él sólo abre los ojos y relaja la gran sonrisa en una cruva en sus labios. Abre la palma de su mano y me enseña un pendiente de un dragón. Noto como mi tio sonríe por detras de su bufanda y mueve su mano para que yo me acerque.
- Lo encontré en mi casa y pensé que... Tal vez... Que posiblemente te gustase y así te acordases de mí... - desvía la mirada, se sonroja cual color rojo verdura. Se muerde el labio inferior con inocencia. Que mono.
- Para acordarme de tí, sólo tendré que mirar las estrellas. - Digo. Mi tío coje con cuidado el pendiente de dragón y remueve la cabellera negra de Cisel. Él sólo escucha mis palabras: - Porque siempre que las vea, me acordaré de tu mirada y tu sonrisa. Te lo prometo.
Y sonrío. Le dedico la mayor sonrisa de las que jamás en la vida pensé que podría hacerlo.


Y no lo he vuelto a hacer. Desde esa última sonrisa ya no lo he vuelto a hacer. Sólo él se merece mis sonrisa. Y ahora no está.
- Micaela... ¿Estás ahí?
O, tal vez, sí.

sábado, 5 de marzo de 2011

Efímera Existencia

Mi amigo invisible y yo... Somos buenos compañeros.
Mi amigo invisible y yo... Me entiende como si fuese de cristal.
Mi amigo invisible y yo... Me hace olvidarme de los demás.
Mi amigo invisible y yo... No peleamos jamás.
Mi amigo invisible me quiere, me dice la verdad. 
Mi amigo invisible me escucha cuando lloro y detiene mis actos cuando no van a bien.
Mi amigo invisible nunca se aleja de mí y eso está bien porque yo le necesito a mi lado.
Mi amigo invisible es capaz de hacer las tonterias menos pensadas para verme sonreir.
Mi amigo invisible comprende cuando estoy mal y grito, él sabe que yo le quiero.
Mi amigo invisible me cuida en la enfermedad, no me deja delirar.
Mi amigo invisible siempre tiene hisrorias para contarme, nunca me deja callada.
Mi amigo invisible no parece un besugo como los demás, él sólo busca cariño amistoso.
¿Te gusta mi amigo invisible? A mí también, ojalá existiese de verdad.

Cabecitas Huecas

Somos cuerpo y somos alma. Tenemos esperanza e inhalamos deseos. Bebemos vida y perdemos tiempo.
No hacemos absolutamente nada en condiciones. O tal vez sí.
¿Qué nos diferencia de los demás seres humanos? La cabeza. Esas cabecitas huecas que se olvidan de la esencia que es el ser humano. Un sólo pensamiento que nos distingue de otros semejantes, una bobada.
Un sólo tick. un trastorno compulsivo, una mirada un tanto diferente es lo que  nos produce ese miedo tan incomprensible.
Si pudiese coger los malos defectos humanos y llevarlos al buen camino... ¡Es más! Si pudiese arrancar de las miradas ajenas ese odio y miedo, si pudiese rellenar los huecos vacios con un poco de empatía y comprensión tal vez ellos nos llevase a no tener que cambiar. Incluso podría fundar una escuela para aprender a ver las personas como son. No nos darían miedo esas sonrisas sin sentido; pero, ¿qué es lo que nos produce tanto terror? ¡Si es una sonrisa! mejor la sonrisa que vivir en seriedad y aún más si quien nos la envía es esa personilla que jamás pensaste que lo haría.
Ojala el mundo fuese la utopia que todos esos inútiles que creen gobernarnos nos dicen. Pero no está.
¿Quieres mejorarlo y conseguirlo? Empieza ya. Sólo tú podrás crear tu utopoa interna. Porque yo ya no puedo; total, sólo soy una nota apuntada en una servilleta.

Porque la vida es un sueño; y los sueños, sueños son.

+ Ayer soñé contigo.
- Ah, ¿sí? Y, ¿qué pasaba?
+ Verás, ya tenía las maletas hechas y en la puerta de mi casa. Me despedía de las pocas personas que habían venido a darme algún objeto sin valor para poder recodarlos en el fururo; tú no estabas...  Yo estaba triste porque a ti si te iba a recordar sin necesidad de objeto alguno...
- ¿Te extraña?
+ ¡Chst! Calla que no he terminado. Mis pasos vacilantes y temerosos del futuro me llevaban al andén. Y ahí estabas tú: triste, con miedo, perfecto. Como siempre. Te acercabas y me rozabas la cara con las yemas de tus dedos. Me decías que no me fuese. Que me quedase en la ciudas un poco más. Que querías decirme el gran vacío que se alojaría en tu pecho al irme yo.
- No suena eso a mis palabras...
+ Lo sé, ¿no ves que era un sueño?

jueves, 3 de marzo de 2011

Enfermedad, aléjate de aquí.

¡Hola, hola mis queridísimos y pocos lectores!
Os traigo un video que hicimos un compañero y yo el año pasado, ¡disfrutar!

¿Estás enfermo?