Un gran filósofo, llamado Sartre, filosofó sobre que el ser humano ha sido arrojado sobre la tierra, que su mera existencia no merece la pena. Él quitó los valores al ser humano, dijo que las relaciones sociales, que Marx calificaba de un intercambio económico, eran el más puro infierno; rechazó a Dios por robarnos la libertad. Llegó a inspirar un nihilismo mucho más radical que el superhombre engendrado por Nietzsche. Nadie ha llegado a la verdad tanto como él.
Y, es duro; lo sé. Debe ser horrible presentir el suicidio llamándote a ir con él. Al leer esta frase la mayoria de vosotros habrá cerrado la página de golpe y no pensará en leer más. Algunos ya no se atreverán a siquiera pulsar el link de mi blog porque lo tacharán de terrorífico o deprimente. Y, ni siquiera, han llegado al final del relato. Verán, yo expongo mis ideas por placer y no por fama ni para que sientan pena de mí. ¡Que rayo me parte y eso yo busco con mi arte! Adoro la tautología y eso se ve al entender mis escritos. Quieran o no quieran habrán leido pensamientos deprimentes y suicidas ocultados tras bonitas palabras. Pero, preocuparos por vosotros, mortales, que rechazais al caso perdido y apego a él por pena estáis unidos más de lo que habéis llegado a pensar. Miraros al espejo con cuidado y obsesión, contemplaros, admiraros, apenaros: soy yo quién os aparta de mi lado para que no molestéis mi ego y mi orgullo. Sois vosotros los acomplejados,los condicionados a esta vida que os han hecho creer y no abandonáis, idiotas.
Tras las "pequeñas" diferencias que nos distancian en la escala humana, - o, mejor dicho, animal -, os diré el por qué de mis creencias: abandono.
¿Acaso no sentís el terror y el miedo, la vergüenza y el fin acechar vuestros pasos? Todas esas emociones son latetntes en cualquier corazón de las muchachas fuertes. No todas llegan a sobrevivir a ellas, sólo unas pocas afortunadas de las cuales yo conozco alguna. He visto llorar, gritar, rendirse; lo he visto todo lo que ustedes puedan creer sobre ello, pero no las he visto avasallarse ante cualquier capullo que tratase de hundirla. Sus ideales son firmes y claros, confusos cuando la negrura tapa por completo la lucidez de su alma fortalecida por el escaso calor humano que puedan recibir al abrazarse a si mismas, solas. Ellas son auténticas heroínas, no serán machas pero sí las mejores. Ellas creen en las palabras de Sartre y demuestran que pueden hacerle frente a cualquier problema que delante se encuentre. Porque nadie las entiende, ni ayuda, ni aciertan; simplemnte les dan consejos inútiles que creen que ellas necesitan cuando no se dan cuenta de que no son más que burdas palabras para que el ego del "consejero" supere al suyo. Ellas prescinden de ellos. Son diosas. Son Supermujeres.
Y yo me alegro de ser una supermujer.
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